Es Nochebuena de 1945. A George lo ronda la idea de morir. Su vida carece de sentido o, por lo menos, no vislumbra uno muy claro. Sin embargo, los habitantes del pueblo creen lo contrario y empiezan a rezar para que ocurra un milagro. El cielo abre sus oídos y escucha aquellas súplicas, baja un ángel y le muestra a George —en retrospectiva— las bondades de su existencia en la de muchos más. Decide, entonces, darse otra oportunidad.
Tiempo después se reencuentra con Mary, la joven que años atrás le había declarado su amor en una heladería. Se lo dijo en un susurro izquierdo, sin saber que, por ese oído, debido a un accidente en el que salvó a su hermano de ahogarse, él no escuchaba. Pero después el amor los encuentra, los mira de cerca, los escucha. Son el match ideal, la ilusión de que juntos el reloj va bien. La película se llama It’s A Wonderful Life, y sus seguidores más fieles, entre ellos Catalina y Juan Pablo, son una suerte de sociedad secreta que, en estos tiempos enajenados y atípicos, creen no solo en el amor sino en el que se extiende en un parasiempre. Además, también les otorgan un especial valor a las combinaciones infrecuentes: los gelatos y el licor, los abogados y los heladeros, el amor y el frío.
Un gelato para el matri: para el brindis, para el postre, para dar la bienvenida a la recepción, para endulzar, refrescar y animar más la rumba. Un gelato para celebrar el amor
Catalina y Juan Pablo estudiaron Derecho, se conocen desde la universidad y desde entonces están juntos. Les gusta la buena comida y lo que sucede alrededor de ella: compañía, conversaciones, conexión. En 2016, Juan Pablo viajó a España a prepararse para innovar más allá del Derecho. En 2019, intuyó tener la idea de algo. Estuvieron cuatro meses aprendiendo sobre técnica italiana, sobre química avanzada, sobre porcentajes, sobre líquidos y sólidos. Entonces los puntos, mirados hacia atrás, se unieron, tomaron sentido: Mary & George, ese par de protagonistas, que se conocieron en una heladería, también serían los suyos.
Son ellos quienes están detrás de la marca. Son ellos la marca. Son ellos los que hablan y recomiendan los gelatos y sus sabores: chocolate con whisky de malta, amaretto con vainilla y almendras, sangría de cerezas negras, gin tonic, mojito...
Tambien piña colada, vino rosado con fresas, margarita mango biche, moscow mule, raspberry blossom, que evoca el sake; avellana con crispy y caramelo… Quince en total, y vendrán más porque la idea de ellos es lo disruptivo, lo diverso, abarcar los muchos gustos.
Son Mary & George los dueños de aquella intención de celebrar cualquier ocasión: San Valentín, Navidad, matrimonios, cumpleaños, el amor o el desamor: ¿cuándo no cae bien un gelato cremoso con un 4% de algún licor? Esa fórmula es, en definitiva, el hilo que trenza esta historia: eventualmente el amor regresa, el amor llega, el amor sucede. La mezcla perfecta aparece: ¿por qué conformarse?
Catalina Márquez
3116274324
pedidos@maryandgeorge.com.co
¿Con cuánta anticipación hay que buscarlos?
Tenemos dos opciones: 1. Les entregamos el producto y los novios se encargan (15 días). 2. Stand tipo bar de gelato (6 meses).
¿Hay una cantidad mínima?
No hay una cantidad mínima.
¿Cuál es el rango de precios?
Entre $10.000 y $14.000 por helado. Entre $600.000 y $850.000 por el stand.
¿En ese stand hay un tiempo mínimo, qué incluye?
Un bartender. No hay tiempo mínimo, nos adaptamos a los novios. Creamos la experiencia que ellos imaginan. Incluso si quieren que desarrollemos un sabor exclusivo.
¿Tienen disponibilidad para viajar?
En este momento solo ofrecemos en Medellín y Bogotá.
(57) 315 383 6348 + (57) 310 549 0848 info@lalibretamorada.com
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