Seguramente el día en el que Jars aprendió a pronunciar la palabra historia, algo por dentro se supo mover. Una especie de remolino, de chispa, de corriente que, hasta hoy, permanece en su pecho. Hay algo tremendamente lumínico en ellas (las historias) que lo sedujeron desde que era niño.
Recuerda que su papá contaba muchas, a cada cosa le inventaba un relato y él, con una imaginación todavía muy limpia, iba recreando. Su infancia fue feliz: jugando canicas y escuchando ficciones. Reposando entre árboles. Evidenciando, muy de cerca, que el amor era humano, enorme y se nombraba con papá y mamá.
Empiezas el día: abrazando a mi esposa y a mis hijas.
Un hobby preferido: la música.
Una cámara y un lente: Sony A7S3 - 50 mm.
Un plan perfecto: descansar en una finca.
Un sueño: solo hacer cortometrajes.
Blanco y negro o a color: blanco y negro.
Jars es Jair. Su apodo lo tiene gracias a unos jefes australianos y a unos amigos gringos que no supieron pronunciar su nombre. Su sobrenombre, corto y sonoro, pasó a ser también el de su empresa, el inicio de su camino en el mundo audiovisual, su profunda convicción por narrar las honduras y las anchuras de cada vida. Allí reposan su cualidad singular, su fuerza y su mirada.
Más que videos de matrimonios (que sí, que también los hace) Jars realiza cortometrajes. Se adentra durante seis meses en la cotidianidad de una pareja; sus costumbres, sus personas, sus espacios… Conversa con ellos, con sus amigos y familiares, los filma en su estado más espontáneo; sin espejismos que oculten lo que son. Su estilo es emotivo, documental y diferente. No invade, sino que acompaña. Su apuesta es mostrar las “diosidencias”, como le gusta nombrar a esas particularidades de cada historia: lo que tenía que pasar.
Al terminar la grabación, cuenta con un material de cincuenta horas. Es una especie de edición al corazón: cortar, eliminar, ubicar, encajar. Es el reto y la fascinación: ir encontrando el horizonte, armar una línea de tiempo, un rompecabezas. Escuchar a la historia, sus pálpitos y sus ritmos. Tarda tres meses dándole unidad a toda la historia. Tres meses en los que contempla cada arista, cada palabra, cada mirada, cada abrazo, cada gesto. Tres meses en los que revela el costado más humano, si acaso más feliz de dos seres humanos.
Por supuesto, hay que decir que él también deja lo que es en esos documentales; su mente y su espíritu rondan por ahí. ¿Es un filmmaker? Iríamos un poco más allá: Jars es un tejedor, un cuentero, un enhebrador de sucesos, y lo que logra es lo mismo que lograba su papá cuando se inventaba relatos: sacudir el alma.
Jars
321 634 79 82
jarsfilmmaker@gmail.com
Medellín, Colombia.
¿Con cuánta anticipación hay que buscarte?
Un año, aproximadamente, es lo ideal.
¿Haces cita previa? ¿Tiene algún costo?
Sí, es fundamental. No tiene ningún costo.
¿Qué servicios ofreces?
Cortometrajes y videos para matrimonios.
¿Cuál es el rango de precios?
Entre tres y diez millones.
¿Cómo entregas el cortometraje?
Una caja marcada con el nombre del cortometraje, adentro va una botella de licor que les guste a los novios y una USB en madera.
¿Tienes disponibilidad para viajar?
Sí. Hemos, incluso, hecho bodas en Europa.
*Clic para ver otros videos:
(57) 315 383 6348 + (57) 310 549 0848 info@lalibretamorada.com
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