Pueden pasar muchos años antes de encontrar lo que realmente enciende el alma, pero cuando sucede no hay forma de regresar a una vida que no contemple esa chispa. No hubo forma de que Luis Guillermo y Sol Beatriz regresaran a ser comerciantes de su antigua empresa, cuando descubrieron que vender antigüedades era estar en alegría perpetua.
Todo sucedió naturalmente, como si ese camino los hubiera estado esperando con ansias. Alquilaron una bodega, la fueron llenando de tesoros (incluyendo una vajilla de Churchill que les regalaron de matrimonio y que hoy añorarían tener). La fueron convirtiendo en muchos Érase una vez: porque todo guarda un cuento, todo esconde un misterio, nada se limita a ser una cosa inerte. La fueron volviendo en su propio escondite, en su mundo por fuera del mundo.
Un Mercedes Benz blanco del año 66, con cojinería de cuero roja, automático y con aire acondicionado, pensando en aquellos novios que creen en el poder de los detalles, de acomodar recuerdos en el corazón
Cuidan cada objeto con la delicadeza de los ceramistas, los consienten con la ternura infantil, los quieren con un amor suficiente como para demorarse cinco meses trasteándolos al local actual. El inventario es gigantesco: 127 lámparas de techo, 80 alfombras, una lavadora de 1900, muchas vajillas, múltiples copas de cristal, escaparates del siglo XVIII, lámparas de velas, canoas, muebles, esculturas, cubiertos de plata, espejos venecianos, candelabros, bicicletas, libros, coches, moisés, campanas, espadas, armas, televisores, rocolas, toca discos, registradoras, teléfonos, sillas, sofás, mesas de comedor, juegos de té, floreros, esculturas, arte, objetos curiosos antiquísimos…
Y el consentido: un Mercedes Benz blanco del año 66, con cojinería de cuero roja, automático y con aire acondicionado que Luis le compró al único dueño que tuvo el carro, pensando en su inconmensurable gusto por lo antiguo, pero también en aquellos novios que creen en el poder de los detalles, porque saben que nunca pasan desapercibidos, que tienen un destello especial. Para eso lo compró y para eso lo alquila: para acomodar recuerdos en el corazón.
¿Hay finitud en las historias? Luis narra la vida de cada artículo; si es originario de España, de Francia, de Estados Unidos, de Venezuela, de Colombia; si participó de alguna guerra, si perteneció a un rey, si naufragó por mares, si fue parte de una colección artística o tejió la cotidianidad de un par de amantes. Lee mucho, estudia mucho. Es una enciclopedia y una memoria inagotable. Les conoce sus movimientos, su rutas, también sus grietas; que repara con devoción y cariño.
Porque si algo tienen claro es que todos los artículos se venden o se alquilan como nuevos. El paso del tiempo se les nota en su carga emocional, no en su estética: cualquier mueble está perfectamente tapizado, cualquier silla bellamente restaurada; sea para decorar un matrimonio, una cena, un hogar.
El ojo fino de Luis aprendió a diferenciar entre baccarat, y otro tipo de cristales. Entre un cuadro falso y uno legítimo. Entre lo que puede gustar y lo que no. Sabe que la energía de otras épocas conserva un destello especial, una mística particular. Entonces, adornar un lugar con una lámpara escandinava o con unos tapetes árabes no solo es embellecerlo sino cargarlo de significado.
No le interesa vender y acumular cuentas, sino conversar y ahondar en el pasado. Es, ante todo, un buen indagador: ¿qué buscan? ¿Qué quieren? ¿Qué les gusta? ¿Qué les interesa? ¿Qué los mueve por dentro? ¿Cómo es el lugar? ¿Para qué momento lo necesitan? Él y su equipo (Sol, su esposa; Valentina, su hija y Camilo, su hijo) buscan que a través de un objeto antiguo, un espacio —cualquiera que sea— se recuerde como un momento. Él y su equipo quieren que la vida sea una fiesta en la que cada detalle evoque un recuerdo. A él y a su equipo les gusta cautivar. A él y a su equipo les interesa enamorar. A él y a su equipo los mueven los comienzos y los finales, los Érase una vez. En todo caso, todo es una historia: la de ellos, como pareja y como familia; la del anticuario, como lugar capaz de transitar muchas vidas; la de un objeto antiguo, como amuleto de buena suerte que atravesó el tiempo, como milagro que enciende una chispa.
Valentina Arango
321 736 34 27
simpleabcsas@gmail.com
Mall Puerto Bulevar, local 103. Llanogrande, Rionegro - Antioquia.
¿Con cuánta anticipación hay que buscarlos?
Lo ideal es un mes si quieren alquilar mobiliario. Si quieren alquilar el carro, con quince o veinte días de anticipación está bien.
¿Qué servicios ofrecen?
-Alquiler de carro antiguo.
-Alquiler de mobiliario y antigüedades para decoración de matrimonios.
-Venta de antigüedades.
-Wishlist para novios.
¿Cómo es el proceso?
Tanto para el alquiler del carro o de mobiliario, el proceso es el mismo: puede ser virtual, pero nos encanta que los clientes vayan al anticuario porque hay infinidad de cosas. Además, Luis hace un tour muy especial (gratuito) y les cuenta la historia de los objetos.
Para reservar (tanto el carro como cualquier otro objeto) deben de dar un depósito inicial del 30% y el restante unos días antes de la entrega.
¿Tienen instalación y transporte?
Sí, nos encargamos de instalar y de llevar todos los objetos o mobiliario.
¿Cuál es el rango de precios?
Desde $80.000 hacia arriba. El alquiler del carro va desde $550.000: incluye conductor vestido con traje antiguo y el tiempo necesario para las fotos.
¿Tienen disponibilidad para llevar los artículos a otra ciudad?
A cualquier ciudad de Colombia, pero si es fuera de Medellín, se debe contar con más tiempo; unos dos meses.
¿Cómo los encuentro en Instagram?
@alquilereseraseunavez @antiguedadeseraseunavez
¿Tienen algún catálogo para ver sus productos en alquiler?
¡Claro que sí! Lo puedes descargar haciendo CLIC AQUÍ.
(57) 315 383 6348 + (57) 310 549 0848 info@lalibretamorada.com
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