Nació en Manizales, pero a los ocho años llegó a vivir a Cali. El Eje Cafetero está en sus raíces; el sol caleño recorre su sangre. Estudió Diseño Industrial en Estados Unidos y una maestría en administración para empresas de moda en Madrid. Es una especie de nómada: se mueve en la dirección que sus corazonadas le susurran.
Su trayectoria se mece como una ola, de aquí para allá; de un país a otro, de una empresa a su propio camino. Empezó en Bogotá, en Sancho, la agencia de publicidad, y saltó a Vandenenden, una empresa dedicada a la escenografía efímera. Allí se enrolló con los montajes de ferias de marcas como ExxonMobil y RCN. Le maravillaba la idea de que la nada tomara forma: un lugar vacío pasaba a ser un stand en cuestión de horas. Las ideas sucedían. La magia parecía existir.
Qué te hace feliz: levantarme y hacer yoga.
Un viaje: me muero por ir a Japón.
Algo infaltable en un matri: una wedding planner.
Un tipo de matrimonio: en la playa, descalzos.
Elemento favorito de decoración: una palma.
Referente en lo que haces: Luis Otoya y Petit Mafalda.
Su experiencia siguió robusteciéndose desde España, donde trabajó con ProColombia y luego, su talante atinaría a ser testigo y cómplice de Johanna Ortiz: cuando apenas estaba en sus inicios, fue la encargada de ingeniar todo el backstage de sus desfiles, eventos y showrooms. Su vida transcurrió entre aeropuertos de Nueva York, París y Bogotá. A esa adrenalina que estaba viviendo —que le fascina— le sumó la organización de su propio matrimonio; a distancia coordinó proveedores y volvió a Cali quince días antes.
Ese es el principio de Vanessa como wedding planner. O, mejor, como directora de diseño y decoración. Allí está su foco y su mira: en el desarrollo conceptual de un matrimonio como una experiencia, en un montaje que es efímero, pero en un recuerdo que es perpetuo. Indaga en los gustos, en las personalidades, en las vivencias de la pareja y, con la precisión de las arañas, va tejiendo un hilo conductor con el que engarza cada pieza de la decoración. Nada es azar, todo es causa y consecuencia. Tiene, también, un especial interés por los sentidos. Cree que estimularlos es ablandar la memoria y hacer huella en ella.
Por eso se vale tanto de especias (tomillo, orégano, romero) que cumplen doble función; aromar y cautivar las miradas. Su estilo se balancea entre las palmas, el follaje, las materas y los elementos boho. Su trabajo es una explosión de alma, corazón y cuerpo. Le regala tanta energía a cada evento que prefiere hacer pocos, los precisos para dejar todo de sí en ellos: para hacer un minuto a minuto que se convierte en la biblia de todos sus proveedores, para que siempre haya una persona acompañando a la familia del novio y otra a la de la novia, para que ella pueda estar en el lugar supervisando cada minucia; para que esa fiesta, esa celebración no sea cualquiera, sino El Evento.
En mayúscula, porque es el grande, la prioridad. No hay otro más que ese. Así llamaban a cada feria, a cada montaje y como un guiño de buena suerte, de buena marea, Vanessa lo trasladó a su propia empresa. Le agregó el misticismo de los elefantes, su fuerza, su nobleza, su amor, sus emociones: Ele.Vento, de elefante, de el evento, de la grandeza del corazón puesta al servicio de un día feliz como ningún otro.
Vanessa Garrido
312 822 37 44
info@ele-vento.com
Cali, Colombia.
¿Qué servicios ofreces?
Wedding planner y direccionamiento de eventos.
¿Cuál es el rango de precios?
Desde $2.000.000 en adelante.
¿Cómo es el pago?
30% para separar la fecha, 50% mínimo 6 meses antes y luego un mes antes del evento el total.
¿Con cuánto tiempo de anticipación es ideal buscarte?
Lo ideal es que sean mínimo 6 meses antes.
¿Por qué medio respondes más rápido?
WhatsApp.
¿Cuáles son las fechas más copadas?
Diciembre, junio y julio.
(57) 315 383 6348 + (57) 310 549 0848 info@lalibretamorada.com
Regálanos tus datos para inspirarte, para estar más cerca de ti. Queremos consentirte, llenarte de ideas, actualizarte, contarte muchas historias.
Sí, acepto
Comentarios