Regresó a Colombia y ahora se dedica a llenar las pistas de baile con buena música en matrimonios, cumpleaños y eventos corporativos. Su repertorio trae crossover con toques de rumba internacional, éxito garantizado, pero siempre se adapta al estilo de sus clientes, por eso no nunca hay cotización sin reunión previa.

Un trabajo profesional en el que la presentación personal, la puntualidad, el manejo de la hora loca y su interacción con el público marcan la diferencia. "Yo no animo con micrófono porque una buena selección de canciones no necesita animación”, explica. Un artista que sabe leer a su audiencia, que maneja perfectamente la curva de energía de una buena fiesta, que deja todo en la tarima porque se goza cada segundo de una canción.

Por las venas de Juan Crismatt corren notas musicales. Notas que suenan a disco, reguetón, R&B, hip hop, electrónica, merengue, salsa, vallenato, funk, rock, jazz, blues y soul.

Su bagaje musical es tan amplio y variado que disfruta de todos los géneros, dependiendo del momento. Así es en su vida personal y en su trabajo.

Si va a rumbear se emociona con la música disco, pero si sale a montar a caballo -su segunda pasión después de la música-, por favor no le pongan ni a Michael Jackson ni a Madonna. Mejor una ranchera de Vicente Fernández, algo de Darío Gómez o Javier Solís.

Es incluyente y versátil, está preparado para ser el mejor en una viejoteca, en una primera comunión y en un matrimonio.

Live Crismatt DJ es el resultado de una pasión. Es una empresa que refleja la personalidad, el rigor y las ganas de su creador, un DJ profesional con un disco duro casi lleno porque otros se han encargado de llenar sus memorias con los recuerdos de un parrandón feliz.