Empezó a estudiar Diseño Industrial. La creatividad la habita, ha sido una constante en su vida y creyó que esa era su profesión, pero en el camino decidió cambiarse para Administración de Empresas con la idea en mente de algún día crear su emprendimiento, ser su jefe, seguir creando y aportándoles a los demás, sobre todo eso, porque hay algo que disfruta con alegría irrefutable, servir. Ser apoyo y soporte de otros. Guía, amiga que escucha, propone y ejecuta. Su don al servicio de todas las parejas que hoy acompaña desde Bridal Agency. Se graduó sin saber que se estaba preparando para eso: para ser una wedding planner apasionada y dispuesta a darlo todo por las novias, los novios, y sus familias.

¿Y qué significa darlo todo? En sus palabras, entusiastas y certeras, es generar una relación en la que el cimiento es la confianza. El contacto humano es fundamental, conversar con la mirada, interpretar los gestos, hacer preguntas, responderlas, perder la noción del tiempo mientras su mente crea. Traspasar la barrera de lo desconocido y sentirse hablando con una amiga de toda la vida. Sonia sabe escuchar. Entiende las necesidades ajenas a la perfección, orienta, aterriza ideas, abraza sueños como si fueran propios y los hace caminar por las sendas de lo inolvidable. De principio a fin.

Vibra con lo que hace y busca, como mantra en acción, honrar con su labor ese regalo que recibió de su amiga, cuando descubrió lo que aumentaba sus palpitaciones. Lo que la hacía sentir viva. Su momento favorito de la boda es cuando los novios abren la pista de baile.

“Hay algo particular en esa escena, no me la pierdo nunca por nada. Ahí, siento que todo el esfuerzo y el trabajo han valido la pena. La música, ver a los recién casados bailando y disfrutando es mágico. Me recuerda cuánto amo ser wedding planner”. Es un recordatorio, también, de sus habilidades. Encontrar esa música particular, los sonidos de cada pareja, la banda sonora de su historia, es un asunto singular que Sonia atiende con un cuidado especial.

Bridal Agency podría ser el nombre de un curso que se llame: descubre tu propósito, ama lo que haces, para qué viniste a este mundo, el secreto de tu alma. Es el sueño de una mujer que quiere ver a otros cumplir los propios. Junto a Luis, su socio, su compañero de vida, su cómplice, comparte la idea de hacer eventos en muchos lugares, en otros países, destino: el planeta entero. Por eso eligieron un nombre en inglés. Hay anhelos que se hablan en todos los idiomas, que se adaptan a todas las culturas, que se interesan en diferentes costumbres, que sienten curiosidad por otras tradiciones. Anhelos que se expanden con el deseo de ser un referente internacional.

Sonia tiene 33 años y es de Bucaramanga. Mamá de dos hijos de cuatro patas, Kun y Bongo, testigos silenciosos de reuniones con novias. Duermen largas siestas a su lado mientras ella diseña múltiples formas de celebrar el amor. Mientras ella reafirma, en cada encuentro, que está donde tiene que estar, haciendo lo que siempre quiso hacer y no lo sabía.