Alejandra se maquilla cuando está feliz, cuando está triste, cuando tiene ganas de relajarse. El maquillaje, más que pasión, es mantra. Aprendió con varios cursos y diplomados: sabe cómo preparar una piel madura y una joven. Sabe qué productos debe aplicar. Sabe qué colores. Sabe de brochas, de polvos y de sombras. Sabe todo lo imprescindible —y lo preciso— que necesita saber alguien para llamarse maquilladora profesional. Y, sin embargo, su talento más poderoso es otro: la serenidad.
Esa serenidad que, muy seguramente, viene de la espiritualidad que cultiva, que no pierde nunca de vista. Su paz interior es el inicio de todo lo demás. No es psicóloga, pero durante su carrera como publicista se enfocó en comportamiento del consumidor: el ser humano. Lo que pasa dentro le interesa más que cualquier cosa. Quizás, por ese interés genuino es que su amor por el maquillaje tiene una mirada contraria a lo banal, a lo superfluo. En cambio, lo ve como una terapia, una especie de sesión yogui, un olvido momentáneo de todos y todo: un ritual.
Cuál es la mejor terapia para la tristeza: maquillarte.
Un color preferido para los labios: nude.
Un género musical favorito: pop.
Un tipo de maquillaje: makeup no makeup.
Siempre en la cartera: algo para las cejas y un corrector.
Un plan perfecto: dormir.
Disfruta de consentir mientras maquilla: prepara muy bien la piel con masajes, con productos que refresquen. Conversa, intenta quitar los pesos que (todas) las personas cargamos encima. Pero también entiende de silencios, porque a veces no se tiene que decir mucho. Lee. Lee la energía de las personas y sin excepción, siempre encuentra belleza. Por eso no oculta, no tapa: resalta, destaca, se enfoca en lo bonito. Ese es el maquillaje que busca: el que revela lo real. No le interesa cambiar narices, quitar papadas. Se esfuerza, mejor, por perfeccionar una técnica donde mirarse al espejo maquillada sea reconocerse, descubrirse, notarse renovada. Conectarte contigo misma.
Se reinventa todo el tiempo. No repite maquillajes. Le gusta crear a partir del look, de la energía de esa persona, de ese vínculo que genera con ella.
Maquillaje terapéutico se llama en países como México, Chile y España; hacia allá quiere llegar Alejandra. Mientras tanto, es feliz, inmensamente feliz, maquillando a mujeres: a las que acaban de tener un bebé y se sienten alejadas, a las que están tristes y quieren una dosis de alegría, a las que van para una fiesta y no quieren transformarse en otras, las que quieren olvidarse del mundo por un rato, a las novias que están nerviosas y necesitan calma.
A todas, a todas las personas que quieran mirarse al espejo y aprender lo inevitable: cuando la belleza interna se siente cómoda, se asoma, se deja ver. Que está bien levantarse un día y pensar: me hace falta una (buena) conversación y un (buen) maquillaje.
Alejandra Vélez Guerra
310 436 20 47
avelezguerra@gmail.com
Cra. 30 2-70 / Riachuelos.
¿Con cuánta anticipación hay que buscarte?
Lo ideal es un mes.
¿Cómo es el pago?
Un anticipo del 50% en el momento de separar tu cita y el 50% restante el día de la cita.
¿Cuánto tiempo se demora un maquillaje/peinado de novia? ¿De una invitada?
De una novia, hora y 45. De una invitada, una hora.
¿Haces cita previa para novias?
Sí.
¿Tienes estudio o vas hasta la casa?
Ambos, lo que prefieras. La dirección de mi estudio es Cra. 30 2-70 / Riachuelos.
¿Hay algún requisito para antes de maquillarse?
No. Ninguno.
(57) 315 383 6348 + (57) 310 549 0848 info@lalibretamorada.com
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