La conoció en el colegio, en una de esas materias vocacionales. Eran más las pretendientes -mecanografía, caligrafía- pero a Agustín Bedoya lo conquistó la fotografía. Fue un clic, casi un amor a primera vista. Por ella conoció también a la que hoy es su esposa, una amante del video, de las imágenes en movimiento. Bautizos, primeras comuniones, fiestas de quince años, lo social ha marcado su camino como fotógrafo. Y las bodas, que ahora son su especialidad, su foco.
Para hablar de Agustín Bedoya hay que hacerlo en plural, de los Bedoya, de sus hijos. De Daniel, diseñador gráfico, el filmmaker del grupo. Y de César, comunicador audiovisual, que decidió seguirle los pasos a su papá detrás del lente. Dos amigos se suman al equipo de producción. Son cinco, siempre.
Lo mejor de trabajar en familia: que somos un equipo.
Para ser fotógrafo de bodas se necesita: corazón.
La mejor hora para una foto: de 4:30 a 5:30 p.m.
La fotografía para qué: para inmortalizar momentos.
Un dron para qué: para enriquecer una historia.
El mejor momento de un matrimonio: los votos.
En cada boda tienen el reto de contar una historia de amor. Distinta, como todas las parejas. Real, espontánea, hecha de luz, natural. Una historia de amor con todos sus momentos, sus emociones, sus detalles. Intentan que nada de ese día tan especial se les escape, atesorar esos instantes únicos: cuando los ojos no pueden contener las lágrimas, cuando la felicidad se desborda en abrazos y sonrisas, cuando el amor hace de las suyas.
Les gusta crear lazos de amistad con los novios. No verlos solo como clientes. Saber de ellos, cómo se conocieron, dónde se van a casar, que les cuenten pormenores del matrimonio, llenarse de argumentos para narrar con fotos y videos su historia. Dejar que surja eso que llaman feeling y contagiarlos del sentimiento de trabajar en familia, ese que hace que cada ocho días no vean una boda como trabajo sino como un encuentro entre amigos. Que todo fluya.
Por eso, una vez marcan la fecha en el calendario, no hay plata de por medio, ni adelantos ni firma de contrato. Porque creen y defienden el valor de la palabra, de respetarla y nunca faltar a ella. Porque es la forma de demostrar y sentir confianza por la calidad de su trabajo, esa que cuidan de principio a fin.
No saben de horas extras, solo de capturar los momentos que sean necesarios para construir la historia que buscan, que quieren contar. Eso los apasiona.
No cuentan clics, ni minutos ni segundos. El día del matrimonio lo reservan todo para los novios. Tienen por hábito llegar tranquilos, sin afanes, con la energía al 100 por ciento. Atentos a lo esperado y lo inesperado, a que afloren los sentimientos, sintiéndose privilegiados de acompañar y ser testigos de un día feliz, que celebra el amor para toda la vida, igual o más grande al que en Agustín Bedoya le ponen a todo lo que hacen.
Agustín Bedoya
270 09 80 / 331 95 55
ajbedoya@une.net.co
¿Trabajan fuera de la ciudad?
Sí.
¿Dónde han hecho matrimonios?
Mompox, Cartagena, Montería, Valledupar, Bogotá, Cundinamarca, Coveñas, Cartago.
¿Además de bodas qué otros servicios ofrecen?
Fotografía de maternidad.
¿Cuántas personas cubren una boda?
El equipo de producción de fotografía y video son cinco personas.
¿Se puede contratar foto y video independientes?
Sí.
¿Cuál es el valor de la hora extra?
No trabajamos por horas extras.
¿Envían cotización vía email?
Sí.
¿Con cuánto tiempo de anticipación llegan donde la novia?
Dos horas antes o según lo acordado.
(57) 315 383 6348 + (57) 310 549 0848 info@lalibretamorada.com
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