Matrimonios boutique

Apuntes

El amor son muchas cosas (simples): un abrazo, un ¿cómo estás?, un silencio, una conversación. Un te quiero, por supuesto, y un salto al vacío (juntos) cuando es necesario. El don exclusivo: que sabe hacerlo en el momento preciso, justo. Y así, como mucho es el amor, también son varias las maneras de celebrarlo. Esta vez, el espacio es para los matrimonios pequeños, los boutique, los que se olvidan de las listas infinitas y acuden a la intimidad; a estar como en casa.

El concepto es relativamente nuevo, surgió como una analogía a esos hoteles artesanales, personalizados, hechos (con toda la dedicación) a mano. Evocan, entonces, esos rasgos puntuales, esa exclusividad contada a partir de lo minucioso.

Según Manuela Mesa, wedding planner de La Roja Perdiz, un matrimonio boutique es aquel que encuentra la felicidad en los detalles; ese que refleja con exactitud lo que la pareja es. Lo que se planea, va en dirección a lo que los novios son. Nada está ahí por azar; cada momento, cada objeto tiene significado, es relevante, cuenta la historia.

Para David Betancur, wedding planner, esa es precisamente su mayor ventaja: poder plasmar el concepto, la inspiración con sutilezas que nunca restan y, por el contrario: suman, suman tanto que todo termina sobresaliendo.

Para Julián Posada, event planner, se trata de construir una narrativa a través de los objetos, los elementos y las situaciones que suceden a lo largo del evento. Es contar un cuento de la A a la Z, una historia que se puede narrar en mayúsculas o minúsculas.

Pensamos en ustedes: los que quieren una velada tranquila —o una rumba— con los más cercanos al corazón (con los de verdad verdad). Pensamos en ustedes: los que quieren un brunch, una comida con un chef especializado en lo que tanto les gusta, un parche con música en vivo. Pensamos en ustedes: los que quieren compartir significados, trascendencia. Pensamos en ustedes: aquí va un top 5 con las características de un matrimonio boutique.

1. Pocos invitados

No hay un número exacto: para Manuela son máximo 100; para David, en cambio, máximo 40. En todo caso, esta lista nunca incluye “los amigos de tu papá y las amigas de mi mamá”, “este no lo conozco, pero es que toca”. Esta lista tiene un filtro fuerte: los más cerquita al corazón. Termina, casi siempre, en el núcleo familiar y unos cuantos amigos.

2. Lugares acogedores

Este punto no es la excepción. Casi siempre, los novios eligen un lugar que guarda un detrás. La casa de los abuelos, la finca donde se conocieron, la playa donde soñaron vivir una —y todas— las vidas juntos. Y, cuando no es así, son espacios pequeños, acogedores, cálidos; donde casi siempre la naturaleza tiene protagonismo.

Además, como son eventos pequeños se deben buscar lugares que sean más cálidos y acogedores, estilo colonial, fincas o jardines donde se pueda controlar más el uso del espacio y se pueda aprovechar la arquitectura o paisaje como elemento decorativo. Evitar techos muy elevados y espacios muy abiertos que puedan hacer que el presupuesto en decoración se eleve.

3. ¿Presupuesto menor?

Se tiende a pensar que un matrimonio boutique (por tener pocos invitados) también tiene un presupuesto menor. Sin embargo, no es cierto. Incluso, en ocasiones, puede ser más elevado. Esto se debe a que, además de los servicios que cuestan lo mismo, (independientemente de las personas que vayan), como el fotógrafo, el dj, el vestido; en celebraciones así, la personalización es el secreto y la esencia y, muchas veces, aumenta los costos. La relación persona-precio, entonces, resulta siendo igual o mayor que en un matrimonio convencional por la importancia que se le da a la experiencia, a la originalidad. Porque, no olvidemos, que aquí no se trata de una celebración que pretende ahorrar en presupuesto, sino que elige la intimidad como concepto principal.

4. Trascendencia

Es quizás el factor relevante, el que expone a plenitud el encanto de este tipo de matrimonios. Los novios que eligen esta opción, dice Manuela, son personas tranquilas, que le dan mayor importancia al contenido —y a la forma—. Les gusta, también, pensar en sus invitados (porque los conocen bien y viceversa), pero ante todo, prima la historia de los dos y es por esto que el resultado es una celebración que les pertenece 100% a ellos.

PD: adiós a las opiniones de las mamás, de los suegros o de los amigos. Los matrimonios boutique los eligen parejas que no tienen compromisos sociales y que deciden todo entre los dos.

5. Exigencia

Otro punto (muy) importante y que, a veces, se podría considerar una desventaja. La exigencia de estos matrimonios es más alta (mucho más) que los grandes. ¿Por qué? Porque todo se nota, cualquier detalle (bien o mal) puesto se va a ver. Al ser un lugar pequeño, dispuesto para pocas personas, los invitados enfocarán cada rincón.

En cifras

Uno de los puntos que destacamos es que el presupuesto no siempre es menor, pero Daniela, de Otoño y Lavanda, cree que, aunque se invierte en lujos (locación exclusiva, flores de alta calidad, catering gourmet, música en vivo, menaje exclusivo) como la lista se mantiene segmentada, al final sí se refleja en el dinero. Por supuesto, todo es relativo; sin embargo, con unos buenos proveedores, dice, un matrimonio boutique para 50 personas podría valer entre 25 y 30 millones.

Otros datos 

- Las parejas que, definitivamente, no podrían optar por una celebración así son aquellas que cuentan con muchos compromisos sociales: un político, por ejemplo.

- Estos matrimonios requieren un ejercicio de planeación mucho más exigente que una boda normal; tanto de parte de los novios (claridad en las necesidades y deseos) como de parte de la persona que hace la planeación de la boda (un trabajo más minucioso para conseguir cada uno de los detalles y elementos).

- Generalmente, no son matrimonios de noche. Los brunch o almuerzos son más usuales. Sin embargo, como siempre nos gusta decir: el corazón (si quiera) no es una ciencia exacta y para celebrar lo que lo mantiene vivo, todo se vale.

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Pasemos a las imágenes, a la inspiración visual. Les presentamos varias ideas de matrimonios en los que el amor se celebró en formato pequeño, íntimo, pero lleno de detalles y significado.

SUSY Y DANI: EL ENCANTO DE LO PEQUEÑO

Fotos: Meme Historias.

Invitamos a Susi y a Dani a que nos contaran la experiencia de su matri, que ocurrió en un pedacito del Jardín Botánico, en Medellín. Con estas letras lo recuerdan. ¡Mil gracias por compartirlo! A ellos y a Moni, de Meme Historias, por las fotos. Decoración: Jabalinas

"La fidelidad comienza por ser fieles a nosotros mismos y a nuestros ideales. Por eso, desde la propuesta estuvimos de acuerdo en realizar una ceremonia natural, íntima y acogedora. No habría un gran cambio en el estilo de vida ni en las expectativas, ya llevábamos dos años viviendo juntos; era más una reafirmación de ese amor y el gusto por pasar tiempo con amigos. Ninguno de los dos tenía una boda soñada, en realidad, “no sabíamos nada de matrimonios”, así que el nuestro fue una hoja en blanco para dibujar en ella nuestro modo de vivir el amor y de ver el mundo.

Empezamos en la cama haciendo una lluvia de ideas en una libreta. Viajar es nuestro gran placer, por eso el presupuesto fue algo que tuvimos claro desde un principio: solo lo necesario, no hay que impresionar. Queríamos compartir al máximo con cada uno de los asistentes. Elegimos celebrar con los familiares que son nuestros amigos y los amigos que se han convertido en nuestra familia.

El mágico deck del bosque, en el Jardín Botánico, fue el molde para dar forma al pequeño gran evento, y puso el límite de 40 personas. La ceremonia fue simbólica, cada parte del guion fue pensado para hacer una oda al amor (y no a nosotros), desde el arte, la literatura, la participación de los invitados y los consejos de los padres. Todo fue tomando forma en conversaciones en casa, entre muchas botellas de vino mientras escuchábamos música y hacíamos nuestra propia lista de reproducción. Como creemos que el amor es algo libre y voluntario, no hicimos nada porque “es la tradición”, todo lo cuestionamos, lo transformamos.  

Lo bello de una boda pequeña es que cada detalle recibe toda la atención y cariño para convertirse en un símbolo: las arepitas de chócolo que nos dieron fuerza tras la madrugada loca en que nos conocimos fueron parte obligada del menú. La decoración solo fue un complemento de la botánica y el frondoso verde del lugar. Nuestra preocupación por la sostenibilidad llevó a que cada elemento fuera pensado y seleccionado para darle vida a nuestra celebración: desde las invitaciones que hicimos en casa y entregamos personalmente (una gran ventaja de tener pocos invitados), los vasos de papel estampados a mano con un sello único diseñado por la dama de honor, los platos de palma prensada y los cubiertos de madera que buscamos por todo Medellín.  

Disfrutamos mucho conocer y estar en contacto con cada “proveedor” y amigo que participó en el proceso. Todo el diseño gráfico fue de la mejor amiga, los zapatos de la novia fueron tejidos por la mamá del novio, las canastas de plátano llegaron directamente de la finca en Fredonia, y hasta los vecinos de toda la vida participaron con ideas y diseños. No tener wedding planner hizo que disfrutáramos y viviéramos todo el procesos como parte de la celebración.

Sin apegarnos a fastuosas tradiciones, vivimos momentos inolvidables en una recepción y una luna de miel que no hubiéramos podido costear de otro modo. Y es que una ceremonia pequeña no significa menos diversión; apenas salimos de la ceremonia, nos fuimos con todos los asistentes a una hermosa finca junto al río Cauca por dos días, donde pudimos compartir con cada uno entre sancocho, cervezas, sol y piscina. Días después, partimos a enamorarnos de Chile y Argentina por 40 días".

EXPERIENCIAS A LA MEDIDA

"Nada es pequeño cuando el amor es grande". En eso cree Alejandra, de Dekoncepto. Y esa premisa guía su servicio de bodas boutique. Cree también en la grandeza de los detalles, por pequeños que sean, porque marcan la diferencia; porque son los que permiten crear toda una experiencia cuando una pareja decide unirse y festejar bajo este formato. Una decoración muy romántica y con estaciones de comida protagonistas; una cena clásica e íntima en Santa Fe de Antioquia; una fiesta de jean y buena música. Tres ejemplos.

Fotos: Juliana Franco y cortesía Dekoncepto.

ELOPEMENT: SOLOS LOS DOS

Bueno, no del todo. Quizás con alguien que ofice la ceremonia y un fotógrafo que registre el momento. Elopement es el término para definir una boda en la que una pareja decide casarse sin la compañía de "casi" nadie y, en la mayoría de los casos, lejos del lugar donde viven. Básicamente, es una escapada para volver a la esencia: dos y un amor. La fotógrafa Diana Zuleta nos comparte un ejemplo de este tipo de matris -su primera experiencia, además-. Así lo cuenta en su sitio web:

"Haley y Marcel son de esos novios enamorados y felices. Son de Canadá y se conocieron jugando fútbol soccer. Se imaginaron un matrimonio tipo elopement, en un destino exótico, y escogieron el Hotel Eteka, a 10 minutos de Cartagena, Colombia. Los acompañó una amiga que fue quien ofició la ceremonia simbólica a la orilla del mar, y nada más que unas argollas para sellar su compromiso. Con los pies descalzos, porque el amor no necesita zapatos, ni grandes fiestas, ni 800 invitados; el amor solo necesita dos personas que quieran decir sí para toda la vida y un fotógrafo que guarde los mejores momentos. Fue mi primer matrimonio tipo elopement y confirmo que mientras haya dos personas que se amen, el resto es adorno".

Fotos: Diana Zuleta. Locación: Éteka, Cartagena.
El corazón (si quiera) no es una ciencia exacta y para celebrar lo que lo mantiene vivo, todo se vale
ESTE TEXTO FUE ESCRITO POR JULI LONDOÑO PARA LLM.
(EN INSTAGRAM LA ENCUENTRAN COMO @CARECOCO). HERMANA DE PABLO, DE SANTIAGO, DE FELIPE. PERIODISTA, ENAMORADA DE LAS LETRAS HECHAS LIBROS, HISTORIAS, VIAJES, CANCIONES DE SABINA. SU FIRMA TIENE –SIEMPRE– UN ESPACIO EN LAS PÁGINAS DE ESTA LIBRETA MORADA.

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