Cambiaron los tacones por botas. El descanso por trabajo. La conversación en familia por el silencio de la naturaleza. Y las uvas… uvas moradas sí había muchas. El 31 de diciembre, mientras la mayoría estaba preparándose para recibir el 2018, Anita y Ale estaban en la finca, decorando una mesa de cuatro puestos y tomando muchas fotos en la mitad de un paisaje de tonos verdes y arenosos en los Llanos Orientales. Sí, el 31 de diciembre. Domingo. El resultado: una editorial divina, hecha con (y por) amor, planeada rápidamente en una novena, inspirada en el color del 2018, según Pantone: el ultravioleta.
Anita también es de Ibagué, pero vive en Bogotá, y tiene una empresa hermosa de organización de eventos llamada Nomeolvides. Cocina delicioso, es wedding planner, decoradora, mamá y esposa. Siempre he admirado su habilidad para hacer tantas cosas bien, como las abuelas. Con la Libreta morada nos volvimos más amigas, ya tenemos un tema que nos apasiona y nos une más, los matrimonios. Hace tres días vi un par de publicaciones moradas en su cuenta de Instagram. Le escribí felicitándola. Me respondió con un correo y 36 fotos en alta resolución adjuntas tomadas por Ale, de Color Hunt, su gran amiga. Me emocioné. Conversamos, le hice una pequeña entrevista y así nace esta historia. Una bonita forma de darle la bienvenida a este año. Un año morado, como esta Libreta.
“Llegar a la finca es la aventura que esperamos todo el año. Y llegar requiere una gran logística. Los carros van cargados de agua, comida, concentrado para los perros, cosas para el ganado, los caballos y un sinfín de elementos para abastecer un paraíso que se recarga de luz solar en medio del Casanare. Si pensaba en nuestra producción, el equipaje de las fotos debía ser liviano y eso nos llevó a lo más emocionante: utilizar recursos locales.
Me ilusioné con una mesa que resaltara en medio del paisaje, que generara movimiento y que, al mismo tiempo, tuviera una conexión perfecta entre sus elementos y el escenario. En mi imaginación fui a Marruecos, di una vuelta por la Toscana y llegué a mi casa.
Empezó el proceso de composición sobre mi mesa del comedor: platos de Nomeolvides, el florero del baño de mis visitas, los candelabros que alguna vez rescaté de una vieja casa, los cubiertos que me regalaron en mi matrimonio, las servilletas que teñí para el matrimonio de mi hermana, unas uvas que tenía sobre la mesa y la ruana de la silla de mi escritorio. Compré las copas y los servilleteros, cada detalle parecía pertenecerse el uno al otro.
Quería cactus, para jugar con el elemento árido de los tesoros que se encuentran en la mitad de la nada; así que fui al vivero, los elegí y los planté en materas, vasos y tazas para postres. Necesitaba flores duraderas para un viaje largo y con muchos cambios de temperatura, pero no tenía tiempo, salíamos al otro día y tenía tres opciones: el mercado local de Cota (en donde vivo), la huerta y las flores que crecen en la finca. Encontré astromelias y statice en el mercado. Quería darle un toque amarillo, para que jugara con el dorado de los detalles, así que empaqué flores de hinojo; también las plantas para hacer aromáticas de mi huerta y en una esquina de la finca encontré el detalle perfecto que terminaría de unir la decoración con el espacio: ¡las plumas! Cuando finalmente llegamos, elegimos entre los muebles de la finca la mesa y las sillas ideales para cerrar el listado de elementos que harían parte de la producción.
Con todo listo, solo nos quedaba contar con ansiedad las horas para que llegara el atardecer y dejar todo en manos del lente impecable de Ale”.
“Creo que los retos a la hora de crear una decoración se basan en nunca saturar el espacio con el mismo elemento. Las gamas de colores, el movimiento que da usar objetos de diferentes tamaños, los pequeños detalles que iluminan la mesa. Todo junto nos da siempre un resultado soñado".
“Los colores fuertes asustan. A veces, literalmente, nos bloquean y nos sentimos perdidos para crear estrategias y combinarlos. El ultravioleta intimida, pero experimentando descubrí que es un color muy flexible. A mí me gusta tener un color principal, jugar con sus gamas, matizarlo con colores en pequeñas cantidades y con algo metalizado, que ilumine la mesa.
El ultravioleta fue mi color principal, lo usé en diferentes gamas y texturas. Usé el verde en las servilletas para unir la decoración de los platos con los cactus y los tallos de las flores. Necesitaba un color que no cortara radicalmente la transición entre el dorado y el ultravioleta de las flores, así que utilicé un toque mínimo de amarillo para unir todos los elementos y, al mismo tiempo, el paisaje de tonos verdes arenosos. Sin pensarlo, en la improvisación entre el escenario y los accesorios de la mesa, el resultado fue hermoso. Dos claves más:
-Creer en tu creatividad para lograr siempre cosas increíbles con lo que tienes a la mano.
-No limitarse a conceptos muy definidos. Imagina, recorre lugares, visualiza películas, une todos los elementos y, sobre todo, crea desde tu corazón”.
“En hortensias, tulipanes, mini callas, orquídeas, astromelias, chirosas, claveles, bocas de dragón, lavanda… me quedo corta enumerando el sinfín de elementos que la naturaleza nos ofrece en el mundo ultravioleta”.
"El ultravioleta es un color impactante y original que genera movimiento, energía y, al mismo tiempo, mucha calma. Por eso lo más importante para dejarlo reinar sobre la mesa y los detalles es usarlo en diferentes tonalidades, texturas y formas. Si lo volvemos un patrón constante y lo usamos linealmente, el resultado siempre va ser un espacio sobrecargado. Mi consejo es usarlo con amor y serenidad”.
"Este año las novias van a ser arriesgadas, sin miedo al color y a las texturas. Además de la fuerza del ultravioleta, vienen mesas llenas de velas altas y de colores, mármol, gris cromado, oro rosado, colores oscuros, telas con texturas y frutas. Lo más importante para las novias al revisar las tendencias del 2018 es siempre preservar su esencia. Ver a los novios reflejados en los detalles será siempre lo más lindo”.
Los colores fuertes asustan. A veces nos bloquean y nos sentimos perdidos para crear estrategias y combinarlos. El ultravioleta intimida, pero experimentando descubrí que es un color muy flexible
Anita y Ale, gracias por tanta generosidad. Gracias por compartirnos tantas fotos hemosas, resultado de un trabajo hecho, insistimos, con (y por) amor.
(57) 315 383 6348 + (57) 310 549 0848 info@lalibretamorada.com
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