Así empezó una historia de decisiones, que no para. Decidió estudiar en la Colegiatura, continuar su formación en París y hacer un Máster en Modelismo Creativo en Esmod, una de las mejores academias de Europa. Allí aprendió a sensibilizarse con el cuerpo. A trazar sobre él, a convertir medidas en patrones, a cortar telas con precisión, a confeccionar con maestría, a realizar todo el proceso de diseño de principio a fin.  

Decidió quedarse en París –ciudad que siente como su hogar–, abrirse camino en una de las capitales mundiales de la moda, enfrentar con pasión, dedicación y talento su falta de contactos en otro país. Tocó puertas en muchas firmas de lujo y una atendió su llamado: Givenchy. Una oportunidad que María supo aprovechar hasta lograr ser parte del equipo de diseñadores de Riccardo Tisci, el entonces director creativo de la marca. Fue allí, también, donde se enamoró del universo masculino y resolvió que este marcaría su rumbo.

Tener su propia firma fue un sueño que vio nacer hace tres años, a la par que su primera hija. Quería ser independiente, hacer lo que le gustaba. 

María Zuleta, la mamá, la esposa, la empresaria, vive en un corre-corre diario. Su celular está siempre hirviendo o a punto de descargarse. Bombardeado de llamadas, de mensajes, de situaciones por resolver. Aun así, ella marca su ritmo con la libertad que le da poder diseñar sus días y semanas, según sus prioridades: despechar a María al colegio, bañarse con José, su bebé de meses; almorzar juntos, cumplir con sus citas, no extenderse en trabajo los viernes y reservar, casi siempre, todo el fin de semana para compartir en familia.  

En María Zuleta, su marca homónima, fusiona telas, hilos, botones y demás insumos venidos de Europa con el toque artesanal colombiano. Con ellos crea trajes a la medida. A la medida exacta de cada hombre: de su cuello, de sus hombros, de sus brazos, de su cintura, de su estatura, de su figura. A la medida precisa de cada ocasión: de un matrimonio, una reunión de negocios o una junta directiva. A la medida de cada sueño que le confían a su experiencia, a su estilo clásico y sofisticado, a su pasión por los detalles. Por eso, aunque lo de María Zuleta no son las letras, son muchas las historias que, a su manera, llevan su firma.