Una mañana. Una tarde, también. El Retiro. Un cielo azul. Algunas nubes. Sol. Un bosque seco, añejo, de tonalidades tierra. Un viento frío que bate los árboles y trae el sonido del mar. Gabriela del Mar, la modelo, la novia descalza vista por Valeria Duque. A veces descalza, otras de botines. Una novia con aire bohemio, tribal. Fuerte y a la vez delicada. Conectada con la naturaleza.

Una novia de pelo desaliñado, de trenzas. De tejidos fluidos, de superposición de capas. De flecos, de encaje, de macramé, hecha de movimiento. De yugos y coronas verdes, de flores inesperadas. De velo y sombreros. De joyas doradas, de plumas, de piedras y minerales. Una novia descalza, sin miedo a ser ella. Tan libre, tan natural.

Un día de amigos. De una manta y un par de hamacas. De uvas verdes, de duraznos, de maní y arándanos, de chocoramitos, de pizza, de Coca Cola, de cervecitas (pocas), de postre de limón.  Un día de trabajo en equipo. A todos, gracias por su tiempo, gracias por su trabajo y gracias por las ganas que le pusieron a este proyecto. A Vale, especialmente, gracias por la iniciativa. Gracias por la pasión que le pones a todo. Por dar siempre lo mejor de ti. Porque las cosas se hacen bien, o no se hacen.