CAPÍTULO DOS: Cuando la novia es diseñadora

Apuntes

Natalia+David. Segunda entrega de su historia, de Arte para Amarte. De lo que pasa cuando ella, la novia, es la diseñadora de su propio matrimonio. Cuando ella es la artista de los vestidos de muchas de sus invitadas. Esta sigue siendo, también, la historia de Entreaguas y sus nuevas líneas: ExperieSense y Collectors.

Si no has leído la primera, aquí te la compartimos -Capítulo Uno: El Origen-. Si ya estás sintonizado, bienvenido a nuevo capítulo de esta miniserie escrita.

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Si algo hay que admirar de la naturaleza es todo. No se le escapa nada. Es precisa en su actuar, su andar, su huella. Si pudiéramos definirla en otra palabra, quizás sería coherencia: es un cúmulo de poesía coherente.

Como la naturaleza, el cerebro de Natalia es un generador de conexiones. Va en busca de la congruencia, de que todo tenga un significado. En ese camino, coleccionó su conocimiento artístico (el de las clases de infancia y el de diseño de modas de la universidad) para crear Entreaguas, esa marca que ha evolucionado tanto que no se limitó a crear prendas para la playa, sino un universo diverso: ExperieSense, que habla de cómo los sentidos nos mueven, es la nueva línea de decoración y ambientación de eventos y Collectors, que se refiere a ser recolectores de piezas de arte, es una línea de vestidos a la medida para momentos especiales.

Esa misma coherencia la usó para armar su matrimonio: no olvidó ningún detalle, no obvió ni lo trascendente ni lo minúsculo. Y dentro de todos los ítems, el del vestuario siempre estuvo como uno de los importantes: porque es su profesión, su oficio, su universo. Porque quería una estética definida, una esencia precisa.

Entonces, dentro de cada invitación, esa caja que mejor es una obra de arte, había una tarjeta pequeña donde se leía el código de vestuario: colores sólidos o degradados. La paleta era específica, pero amplia: desde el vino hasta el gris.  Vestido largo, las mujeres. Lino manga larga, los hombres.

Aunque en un principio, pensó que solo diseñaría su vestido y el de las personas más cercanas (su mamá, su abuela, su tía, su suegra, sus madrinas), varias amigas empezaron a llamarla. En total fueron 50. 50 vestidos de las 110 invitadas. 50 diseños diferentes. 50 historias de agua tejidas para la piel. 50 piezas para las más Collectors.

LA INSPIRACIÓN

Cuando de diseñar se trata, Natalia no se extingue: no se agotan sus ideas, no se esfuman sus imaginarios, no huye su arte. Cada persona la inspira, porque cada una es un universo, un mundo.

El proceso de diseño comienza con un cuestionario de preguntas básicas, pero reveladoras: qué te gusta de tu cuerpo, qué no te gusta, eres o no de escotes, qué colores prefieres, holgado o ajustado… Esas mismas preguntas se las hizo a su mamá, a sus amigas. Vinieron las propuestas (tres por cada vestido) diseñadas a partir de las personalidades, de las maneras de ser, de los gustos y las preferencias; de los paisajes que Natalia buscaba para dibujar, de esa naturaleza que la mueve. Después los ajustes: mejor esta parte superior con la inferior de este, mejor este tejido que este, mejor con más movimiento. Luego las medidas. Y para involucrarlas, para hacerlas partícipes, para que sintieran un poco ese proceso tan manual y cuidadoso, a una por una, le fue enviando videos de cuando las artesanas estaban tejiendo el macramé, de cuando Fer (el creativo) teñía las telas marfiles convirtiéndolas en lienzos, en atardeceres, en naturaleza abstracta.

Cuando todo estuvo aprobado, empacó cada prenda en un cubre todo (teñido en la misma gama de colores del vestido que iba dentro) y creó lo que sabe crear, lo que le gusta crear: un universo de arte para vestir.

LOS VESTIDOS

Utilizó licras, brillantes y mate; tules transparentes, chifones y mucha seda. En nuestras ansias por conocer este universo de texturas, de arte, les adelantamos algunos detalles. Por ejemplo, sabemos que ella llevará una capa 100% tejida en macramé. Que Analistas, en cambio, eligió no llevar tejidos. Que a la abuelita le diseñó una túnica básica, en colores neutros y en seda y que está tan feliz como pocas veces. Que su suegra eligió un verde oliva como el color predominante. Que hubo una mezcla que lograron para un vestido entre salmón y verde que le fascinó a Natalia. Que el de Marcela Mejía (una de sus madrinas) fue el primer vestido que diseñó y es ligero y vaporoso como el viento. Que Juanita Ortíz (su otra madrina) quiso dos piezas.

Natalia estuvo varios meses dedicada a crear. Ese verbo que tanto idolatra, que tanto persevera. Estuvo abriéndole paso a la versatilidad, a que cada vestido fuera la representación tangible de cada persona. Estuvo en medio de lo que para ella es la dicha: el arte como amor, como destino, como brújula.

ANALISTAS

Ana María (Ana Listas) y Natalia se conocen desde pequeñas, vivían en Manizales en casas cercanas. En sus recuerdos siempre está Natalia como su amiga diseñadora, la que le hizo los vestidos para las fiestas de quince, para el prom, para los momentos importantes. Este es uno de ellos y nadie más, sino Natalia podía vestirla. Ir al matrimonio de Nati sin estar vestida de Entreaguas, es como ir a Coachella con un look que no esté acorde.

Pero más allá de creer que Arte para Amarte será un evento alrededor de la moda, cree, sobre todo, que se trata de un momento de la vida alrededor del amor: de esa sensibilidad, esa libertad, esos atardeceres que Natalia plasma en telas; de esa capacidad infinita de crear prendas tan diferentes bajo unos mismos códigos, un mismo lenguaje. Entonces, el valor simbólico es doble: es su amiga la que diseña y es su esencia la que se refleja en el vestido que va a lucir.

MARCELA MEJÍA

Desde siempre supo que Natalia le diseñaría su vestido. No solo es su mejor amiga; sino que ha estado en la evolución de Entreaguas desde siempre. Cuando se estaba imaginando qué quería, Natalia ya le tenía un portafolio completo de referentes; según sus gustos, su tono de piel, su estilo (que tanto conoce). Fue el primer vestido que diseñó y la distancia (Marcela vive en Bogotá) no fue barrera: la mantuvo al tanto de cada decisión y cada paso del proceso. Viajó una vez a Medellín para teñir ella misma la tela con los tonos que quería y para ver —en vivo— ese arte de tejer a mano. En lo demás: accesorios y zapatos, también ha estado Natalia ahí presente: como guía, como amiga incondicional.

En sus propias palabras: “Entreaguas va con mi esencia porque yo nunca me había sentido tan cómoda con mi cuerpo hasta que empecé a usarla. Esta marca me regaló seguridad y otra perspectiva de mi cuerpo”.

EL DE ELLA

De su vestido podemos adelantar menos, mucho menos. Podemos decir que tiene seda, macramé. Que en tejido se demoraron cuatro semanas completas. Que el taller de Entreaguas aparecía, de pronto, tapado con telas para que David (que es el gerente administrativo y también, el novio de esta historia) no fuera a ver “por casualidad” algún detalle.

Podemos decir, también, que Natalia siempre supo que quería casarse. Siempre supo que sería con David, pero nunca supo cómo. El reto de enfrentarse a diseñar su propio vestido le resultaba encantador. No tuvo muchas incertidumbres: sabe lo que le queda bien, lo que le gusta y con lo que se siente cómoda. Ese fue el punto para partir. Lo demás fue llegando, encajando, tomando forma. Su equipo, que tanto la conoce, supo entender sus ideas, sus muchas capas y transformaciones, su concepto disruptivo —y artístico— de un vestido de novia que, lejos de ser cualquiera, era —es— el de ella, la creadora de Entreaguas.

EXPERIESENSE

Ese sábado 21 de septiembre contará la historia de Natalia y de David, que es, por supuesto, la de Entreaguas, cómo han logrado ser un equipo que es amor y, además, trabajo. Ese sábado 21 de septiembre también contará la historia de ExperieSense, la nueva línea de Entreaguas, que decidieron lanzar (como un homenaje al arte y también por ser la ocasión perfecta) ese mismo día. Una nueva línea que pretende decorar espacios, pero, sobre todo, desarrollar experiencias; mover los sentidos.

Por eso, Natalia ha sido meticulosa en la decoración: que cada lugar sea fotogénico, que las zonas de descanso incluyan cojines tejidos en macramé, que las servilletas sean telas teñidas, que las mesas tengan nombres simbólicos, que haya un espacio —casi como una pasarela— para esas fotos que se quieren guardar en el rollo del celular. Se ha encargado de que cada ápice puesto esté siendo parte del engranaje, desde las cortinas, las lámparas, el coctel (específicamente desarrollado para ese día) hasta una hora loca poco común. Su rol como novia, como creadora, como diseñadora es, en realidad, uno solo: el de artista. Y todo, absolutamente todo, está a favor de contar la historia de ellos, que es, finalmente, la del agua, la de los sentidos.

Como narradores de esta miniserie escrita, donde cada capítulo tiene tanto fondo, estamos a la espera de ese sábado 21 de septiembre: de esa celebración, esa fiesta, ese ritual donde el universo estará siendo cómplice de Natalia y de David.  No queremos adelantarles más, pero el próximo capítulo vendrá con muchas historias en vivo, porque esta Libreta no hace algo distinto que aplaudir el amor con todas sus olas.

Como la naturaleza, el cerebro de Natalia es un generador de conexiones. Va en busca de la congruencia, de que todo tenga un significado
Cuando de diseñar se trata, Natalia no se extingue: no se agotan sus ideas, no se esfuman sus imaginarios, no huye su arte. Cada persona la inspira, porque cada una es un universo, un mundo
Ese domingo 21 de septiembre también contará la historia de ExperieSense, la nueva línea de Entreaguas, que pretende decorar espacios, pero, sobre todo, desarrollar experiencias, mover los sentidos
ESTE TEXTO FUE ESCRITO POR JULI LONDOÑO PARA LLM.

(EN INSTAGRAM LA ENCUENTRAN COMO @CARECOCO). HERMANA DE PABLO, DE SANTIAGO, DE FELIPE. PERIODISTA, ENAMORADA DE LAS LETRAS HECHAS LIBROS, HISTORIAS, VIAJES, CANCIONES DE SABINA. SU FIRMA TIENE –SIEMPRE– UN ESPACIO EN LAS PÁGINAS DE ESTA LIBRETA MORADA.

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